Préstamo y crédito, sinónimos para el léxico popular, a pesar de ser dos conceptos distintos y complementarios. Préstamo es dar un objeto –ya sea cosa o dinero- por un período de tiempo determinado, mientras crédito, es mucho más que una simple entrega. El crédito es prestigio, solvencia, deviene de “credere”, creer, tener y “dar fe”. Entre las condiciones de un préstamo están el destino de la cosa prestada, la confianza en el tomador, la buena fe del otorgante.

La deuda externa para ser tal debe reunir los dos conceptos. Préstamo y crédito. Da la casualidad que los grandes endeudamientos se otorgan a gobiernos que carecen de “crédito”, ni exigencia del destino de los fondos.

Dictaduras, o gobierno conducidos por funcionarios adictos a la fuga de capitales, y muchas veces representantes de los bancos extranjeros acreedores y que operan en fuga de capitales. El simple hecho de la carencia de “crédito” del deudor inhabilita al acreedor a reclamar la suma adeudada.

La deuda Tomada por el gobierno de Juntos por el Cambio, exige que se trate como deuda entre personas. Los funcionarios del FMI y los del gobierno que llevaron adelante la estafa contra el estado nacional. Un préstamo que carece de un fin determinado carece de buena fe.

SIN CREDITO NO HAY DEUDA

Como dictaminó el juez Ballesteros, en la causa Olmos contra Martínez de Hoz, es imperioso que el Congreso Nacional de urgente tratamiento a la Deuda Externa y se actúe a derecho. Asimismo, un juicio popular para terminar con este flagelo de inventar deudas, fugar capitales, provocar ajustes e inflación, y acciones que den transparencia y conocimiento de una mecánica financiera con objetivos políticos, en desmedro de la calidad de vida de la población